lunes, 20 de julio de 2020

~Patética~

Todos mis recuerdos comienzan con un abrazo.
No importa cómo lo describa. Más largo, más corto, más intenso o más suave... Eso no es lo importante.
Su significado, su momneto... Eso es lo que importa.
Un abrazo que llegó a mi vida en el momento en que lo necesitaba. Para ser más exacta, es lo único que necesitaba.
Un abrazo cuyo significado fuera "no pasa nada". Un "todo está bien". Un "no importa cuándo, cómo o por qué, no pasa nada, estoy aquí, no eres estúpida, todo está bien.". Un "estoy aquí... contigo...".

Yo, en mi caso, sólo necesitaba un abrazo. Un abrazo de alguien especial.
Ese alguien que no importa cuándo, o cómo, no te juzga. Ni ahora, ni antes, ni después ni dependiendo de las circunstancias o condiciones. Un abrazo que te hace sentir que te quieren así, con tus errores, con cómo eres, con tus defectos. Que te hace sentir que podrías dárselo todo a esa persona en ese mismo instante si te lo pidiera. Con el que te sientes segura, con el que sientes que nadie más te hace falta.

Pero esos alguien no existen.
Al menos para mí.
Así que, una y otra vez, pongo el cronómetro en marcha.
Y siempre habrá alguien para recordarte que llevas muchos cronómetros encima. Que todos te importan. Que todos te duelen, pero todos se paran. Porque al fin y al cabo, esa es su función, ¿no?
Medir el tiempo.
El tiempo que tardan en cansarse de ti, de encontrar algo mejor, de priorizar de verdad.
Ojalá sólo tuviera un cronómetro.
Ojalá el que más tiempo lleva en marcha, no me pusiera en pausa.
Ojalá no existieran los cronómetros.
Ojalá, alguno de esos cronómetros se convirtiera para mí en un reloj de arena con infinita arena. Porque infinitos granos de arena tengo yo para todos esos cronómetros.
Infinitos granos de esperanza vacía y dolorosamente rota. 
¿Qué hago yo con toda esa arena?
¿Qué hago yo con todo ese amor?
Con todos estos sentimientos... Con todos estos recuerdos. Con todo lo bonito que fue y nunca más volverá a ser y te pesa en el alma y te sangra en los ojos.
¿Qué hago yo con todas estas cicatrices si no se pueden borrar?
Si quedan marcadas para siempre...

Perdón por no saber dejar de querer... Perdón por no ser alguien a quién se puede querer a toda costa.

Perdón por jamás... Estar a la altura.
Perdón por ser feliz con, literalmente, ver reír a quien quiero de verdad
Perdón por no ser capaz de hacer feliz a alguien sólo con mi sonrisa.
Perdón... y ya...


sábado, 21 de julio de 2018

~ Los sueños no son eternos ~


Por alguna razón, esto es algo que necesitaba expresar de esta manera.




La primera vez que te vi, no lo sabía.
No sabía que serias mi mundo, equivocadamente.
Y mucho menos que te perdería.
No sabía que me partirías el alma.
Que cabían tantas lágrimas en una sola partida.
No sabía que podía querer tanto.
Ni que el corazón, si quería, moría.
No sabía, prácticamente nada acerca de la vida.
La primera vez que te vi, te juro que no lo sabía.
No sabía que te haría tanto daño.                                                              
No sabía que no era lo bastante fuerte para afrontarlo.
La primera vez que te vi, con tu verdadera sonrisa,
Se me encogió el alma, y las mariposas revolotearon en mi tripa.
Ni idea tenía, de verdad, de que existía.
¿Podía ser real? ¿Podía, de verdad, estar pasando?
Algo como lo nuestro. Tú, yo, y el mundo que nos rodea.
Pero el mundo aparte, pues no se requería.
Nosotras dos éramos suficiente.
Al menos, a mí, me valía.
Pero los sueños no son eternos.
Tan sólo duran hasta que llega el día.
Y cuando el sol clarea, y las luces se apagan,
Y la realidad te despierta (o te golpea),
Y abres los ojos, y por primera vez miras
Duele. No hay más; duele.
Duele porque no hay mundo aparte.
Duele porque no hay más “tú y yo”.
Porque te preguntas si siquiera antes lo había.
Y entonces buscas tu corazón.
Y al no encontrarlo te das cuenta de que todo fue real
De que tú sí existías.
Porque mi corazón se fue contigo.
Porque llegó el invirno a mi vida.
Y la luz no volvió a brillar como antes,
Ni las mariposas volvieron a mi tripa.
Porque olvidé cómo querer de verdad,
O lo que era una verdadera sonrisa.
La primera vez que te vi, sabía que cambiarías mi vida.
Pero no sabía ni cómo, ni cuándo… Ni adónde me llevaría.
Ahora sé que nunca podré ser la misma.
Ahora sé… Cuántísimo te quería…
O no, eso sí que lo sabía.
Eso es algo que nunca dudé.
Esa es la única verdad que no borró la luz del día.
La que se quedó a arroparme cuando el frescor del alba me inundó aquel día,
El día en que le puso una cadena a mi corazón para que no volviera a marcharse,
El día que cerré la puerta, y decidí seguir con mi vida.
Sé que ahora las cosas son distintas.
Ahora tú estás bien, con tu mundo, con tu vida.
Sé que ahora yo estoy bien, con mi vida, con mi mundo.
Y sin embargo, qué curioso, ¿no te parece?
Y es que yo no lo sabía.
No sabía que aún me quedaban lágrimas.
No sabía que aún se me encogía el corazón.
No lo sabía, qué curioso, no lo sabía…
No sabía que todavía quedaba un poquito de dolor… Reservado para este día.

viernes, 8 de septiembre de 2017

~Tiene gracia ~



Tiene gracia... Sé de sobra que cada vez que me leo, que leo las entradas que hay aquí, con todos mis verdaderos sentimientos expuestos, lloro. Lo sé, y no puedo evitar seguir haciéndolo. ¿Por qué no puedo permitirme olvidar?

Tiene gracia porque siempre pido poder olvidar, poder superar, y sin embargo vuelvo una y otra vez a ellos. Aunque esta vez, no me puedo quejar... Al fin y al cabo, es a eso a lo que venía. A contaros que lo he superado. A contaros que ya todo está bien, que ya no lloro, que he podido ir dejándolo atrás, que vuelvo a sentir que tengo tanta suerte que ni me la creo, que tengo los mejores amigos que puedan existir, y esta vez de verdad... Sí, esta vez sí. Sí... ¿no?

¿No es esa la seguridad que sentía cuando escribí aquí por primera vez?
¿No es así como me sentía? La persona más afortunada del mundo... Tenía todo lo que quería, tenía todo lo que necesitaba. Justo como ahora. Y sin embargo, sólo tengo que ir unas cuantas entradas atrás para sentir de nuevo como el corazón se me desmorona. Y ni siquiera están tan lejos. Esos momentos ni siquiera están lejos. Están ahí, a un simple golpe de vista al pasado.

Pero, ¿sabéis una cosa? Al menos ahora entiendo lo que ocurre. Entiendo por qué siento que lo he superado, por qué ahora me siento feliz de nuevo, poco a poco, y puedo ir dejando de mirar al pasado. Y es que por fin mi esfuerzo está resultando... Por fin estoy consiguiendo poco a poco acercarme a lo que siempre soñé... Aunque me duela que sea sola...

Tiene gracia...

Dentro de dos días es el cumpleaños de Hoshi. Como cada año, le he comprado un regalo. Le he comprado pinceles recargables para acuarela, porque me he enterado de que ha vuelto a dibujar. ¿Será que al fin a encontrado algo que de verdad le importa? ¿Será que estará empezando a no estar dispuesta a perderlo?
En cualquier caso, tengo que apoyarlo. Si queda algo en ella de la Hoshi que una vez me quiso, la Hoshi que tenía aspiraciones, que luchaba, que soñaba, tengo que apoyarlo~  Al fin y al cabo, siempre voy a ser su fan número uno.
Y también le he hecho una tarta. Aunque ambas cosas son un secreto. Bueno, en realidad lo de la tarta lo saben Saku (que es la que la ha hecho oficialmente) y Seki. Tiene sus sabores favoritos.
No es que me haya esforzado mucho, la verdad. Es un simple bizcocho de vainilla con nata de fresa. Y recubierta de anisitos, que le encantan. Y tiene una estrella dibujada en el centro. Me pregunto si en algún lugar de su subconsciente, una parte de ella sabrá que la he hecho yo, como siempre.

Haha... Claro que no.

Me vienen a la cabeza las palabras que dije en un vídeo que una vez hice para uno de sus cumpleaños. Esas palabras fueron "me gustaría estar allí contigo también el año que viene, y el siguiente, y cuando cumplas 22 y cuando cumplas 30... Y siempre". ¿Sabéis qué más tiene gracia? Que estuve allí cuando cumplió veintidós. Pero no estaré este año, ni el que viene, ni el siguiente, ni nunca más. Porque la yo de ahora y su yo de ahora no son amigas, tan sólo se conocen. Nuestras vidas ni siquiera tienen nada que ver ya. Y sin embargo la echo tantísimo de menos cuando pienso en nuestros días juntas. La Hoshi que siempre llevaba vaqueros y una sudadera gris o negra. Con su pelo suelto y rizado, y su flequillo extrañamente cortado. Y su mochila echa un desastre, y las hojas arrugadas y las libretas llenas de dibujos. Con su monedero lleno siempre de céntimos pero nunca de dinero como tal. Con su MP3 alargado, en que escuchábamos la "canción de Takuto" que ni siquiera perteneció nunca a Full Moon, no era más que un vídeo echo por fans. Y a Morning Musume. Y canciones de anime: "Bomba hea".

La Hoshi que ya no existe.

Tiene gracia porque la he perdonado. Porque puedo verla sin llorar. Porque puedo verla sin sentir que me arde la garganta. Porque lo he superado. Y sin embargo sigo llorando al echar la vista atrás. Sólo puedo superarlo cuando me mantengo en el presente. ¿A que tiene mucha gracia?

Ojalá, dentro de dos días, pudiera decirte todo lo que siento. Ojalá pudiera decirte cuánto te quiero, otro año más, y cuánto te hecho de menos. Ojalá pudiera decirte que me dieras la mano y nos fuéramos a dar un paseo por el pasado. Sólo un ratito y sólo para verlo juntas una vez más. Ojalá pudiera decirte cuánto echo de menos estar sentada contigo en las escaleras de portería en el colegio. Ojalá pudiera decirte cuánto echo de menos tirarnos en la cama y hacer idioteces sin sentido. O mojar el suelo de tu habitación para patinar. O ensayar bailando juntas. O ver otra vez mi carpesano negro lleno de tus dibujos y contarte cuánto has mejorado, lo realista que se está volviendo tu forma de plasmar el movimiento, las emociones. Contarte que tienes talento, tanto... Tanto talento... Recordarte lo fuerte que eres y el gran corazón que tienes. Reconfortarte para que dejes atrás el miedo y la cobardía y te des cuenta de cuántas cosas puedes hacer en realidad. Ojalá pudiera... Hacer que te vieras como yo siempre te había visto.

Ojalá me quisieras... Si tú me quisieras... Si me quisieras de verdad, incluso siendo la Hoshi de ahora, te juro que tendrías un hueco reservado sólo para ti en mi corazón. Te prometo que cuidaría de ti... Y que no te volvería a hacer daño.

Si tan sólo pudiera decirte... "Feliz cumpleaños".

jueves, 6 de abril de 2017

~ Vínculos ~


Me pregunto si os ha pasado alguna vez... Esto de tener fuertes vínculos o conexiones con personas, cosas o recuerdos del pasado que os duelen y alegran el corazón a la vez. Es extraño y horrible pero no puedes vivir sin ellos, ¿no es cierto?

Hay tantas cosas que me gustaría dejar atrás, hay tantas cosas que me gustaría olvidar... Y sin embargo para ello tendría que renunciar a tantas otras.
Hay ciertas relaciones que tengo ahora con algunas personas que no serían así de no haber pasado lo que pasó, y por eso, justamente por eso... Me hacen tanto bien y tanto mal al mismo tiempo. Por un lado me curan el alma porque ya que me duele tanto el corazón al menos tengo algo a lo que agarrarme, pero por otro... Por otro lado me agarro a cosas que me vinculan, que me recuerdan, que me duelen... Y cada vez que sonrío... Aguanto el dolor que se forma en mi garganta.

Dios mío, ¿por qué no puede simplemente pasar el tiempo y permitirme superarlo? ¿Por qué tiene que perseguirme? No puedo sólo quedarme con lo bueno y olvidar lo malo, no puedo extraer a interés... Yo no puedo sentirme feliz con lo que tengo ahora sin sentir desde el fondo de mi alma que deseo que las cosas vuelvan a ser como eran, que deseo desde el fondo de mi alma una máquina del tiempo, y no para cambiar las cosas, no pretendo cambiarlas, lo juro... No quiero cambiarlas... Sólo quiero volver a vivirlas... Porque las echo de menos...

Los días pasan y sigo echando de menos a Hoshi y TODO lo que con ella tiene que ver. Últimamente no dejo de pensar en cuánto me gustaría hablarle, preguntarle cómo le va todo, decirle que la echo de menos, que echo de menos verla... Que me duele la garganta horrores cuando pienso en ella. Y apenas tardo segundos, milésimas de segundos en recordarme a mí misma que eso no serviría absolutamente de nada... Que me haría sentir ridícula, como una niña pequeña que no sabe aprender y poner punto final a las cosas, que me trataría como una pesada y no entendería por qué le digo esas cosas. Porque creo que nunca entenderá lo que para mí significa, y por más que lo diga, nunca me creerá cuando digo que la querré siempre,

Desearía tanto volver al pasado unos días... Necesito un descanso de mi realidad, necesito que el tiempo pare, necesito pensar, necesito una pausa, que las cosas se arreglen, tener algo claro, saber que estoy haciendo las cosas bien, sentir que hago algo bien... Porque últimamente siento que no hay una sola cosa que esté haciendo de manera acertada... Ni una...

No me siento buena amiga. No me siento trabajadora. No me siento luchadora, ni fuerte. No me siento segura de mis sueños. Me siento ignorante, minúscula, insignificante. No me siento capaz de nada, ni siquiera de seguir una jodida dieta cuando lo he hecho miles de veces. No siento ni la más mínima pizca de fuerza de voluntad para hacer nada.

Siento que no doy ni una... Y necesito un descanso de hacerlo todo mal. Lo necesito...